"Los habitantes de Lindornea llevaban unos días alertas, sus exploradores fronterizos habían avistado una fuerza del Caos acercándose hacia el valle y Nimrael, como guardiana que era, estaba acechando y a la espera para dar la alarma. De pronto sus oídos notaron un leve aleteo y sus sentidos se pusieron alerta. Apareció un gran cuervo negro entre las copas de los árboles, la elfa le apuntó con el arco y el cuervo alarmado exclamó: "¡¡No!! Soy amigo, solo vengo a traerte un mensaje", la exploradora bajó el arco y el cuervo se posó en tierra mientras Nimrael se acuclilló frente a él".